Honey Boy: las catarsis de Shia LaBeouf

Honey Boy es por lo menos una doble catarsis para Shia LaBeouf: la primera tuvo que ocurrir al momento de escribir el guion y la segunda al interpretar a James, el personaje que creó basándose en su padre. 

En este filme exorciza los tormentos de su infancia como niño actor en ascenso y su eventual debacle emocional tras alcanzar la cima de la popularidad como superestrella de acción en Hollywood, para lo cual se vale de un álter ego: Otis. 

Los problemas con el alcohol y la justicia de un errático Otis adulto (encarnado por Lucas Hedges) derivan en un trastorno de estrés postraumático, lo que representa constantes visitas a su pasado infantil (en el que es interpretado por Noah Jupe). 

El guion de Shia LaBeouf explora los conocidos conflictos de las relaciones padre-hijo a través del pequeño Otis y James, su tutor legal, cuya coexistencia y convivencia está enmarcada por la violencia, las adicciones, la pérdida de la inocencia y el dolor que todo esto conlleva. La figura de la madre -acaso intencionalmente- está presente, mas es lejana. 


De forma muy inteligente, Alma Har'el elude caer en el melodrama en una historia que fácilmente podría tomar ese camino, al plantear de forma muy sutil la manera en que la masculinidad moldea/limita las relaciones y la cercanía emocional entre padres e hijos. 

Con un muy buen guion, excelente dirección y fotografía, además de buenas interpretaciones, Honey Boy es una película ampliamente recomendable.

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