PROYECTO POWER, SÓLO PARA FANS




Un policía (Frank) que se pasa de comprometido con su deber de hacer el bien transgrede la ley para poder detener el mal que acecha su ciudad. Nuestro héroe actúa bajo aquella máxima que para algunos resulta incuestionable: lo que importa es el fin, no los medios, de modo que encuentra complicidad dentro del bando contrario en una joven (Robin) que no es lo que aparenta, no tiene malicia y si está ahí es porque las circunstancias no le han dejado de otra.

 

El escenario es Nueva Orleans y el mal es una droga que da superpoderes a sus consumidores durante cinco minutos, tiempo suficiente para delinquir.  

El plan parece funcionar hasta que algo que se sale de control deja a Frank al descubierto frente a su jefe, quien, ¡oh, sorpresa!, si bien le pide su placa en reprimenda, también está dispuesto a ir un poco más allá de sus funciones formales para proteger su ciudad, así que le da una pista para que vaya directamente por el pez gordo (Art). 

Sin poner en tela de juicio los repentinos cambios de humor de su jefe, nuestro buen policía se lanza a cazar al “malo maloso”, que no resulta sino un justiciero, una víctima de los verdaderos malos: las autoridades y el crimen organizado, que son tan aliados que ya ni es posible distinguir dónde empiezan y terminan. 

Me suena ¿Dónde habré escuchado o visto algo así? En cualquier película hollywoodense, sí, pero recientemente en Project Power, cinta dirigida por Henry Joost y Ariel Schulman, disponible en Netflix desde hace unos días. La historia es tan conocida que relatar todo esto no puede contar como ‘spoiler’. Y si esto ya te parece trillado, espera a escuchar los diálogos. 

Lo verdaderamente increíble es que, a pesar de todo, la película funciona y, al igual que Frank, cumple con su objetivo -que no es otro que entretener- sin importar los medios. La clave: efectivas actuaciones de la triada protagónica: Joseph Gordon-Levitt es Frank, nuestro buen policía; Dominique Fishback interpreta a Robin, su incauta aliada en las huestes del crimen; y Jamie Foxx da vida a Art, el justiciero incomprendido. A pesar de lo arquetípico de sus personajes, los actores se los tomaron con total seriedad y lograron sacar algo de jugo. La apuesta visual, con tomas espectaculares, colores vibrantes y algunas secuencias de acción interesantes también suma puntos. 



Recomendable única y exclusivamente si te gusta la acción (o Joseph Gordon-Levitt o Jamie Foxx o Dominique Fishback), sientes curiosidad sobre por qué Netflix la tiene como número uno, o bien sólo quieres pasar el rato. 


Comentarios

Entradas populares