I'm Thinking of Ending Things, un laberinto bello (y pretencioso)
Para ver la nueva película de Charlie Kaufman I'm Thinking of Ending Things (Pienso en el final) vendría bien tener en cuenta que más que una historia es una experiencia. Hay quienes la considerarán una exquisitez y otros un bodrio. Todos tienen la razón.
Pero independientemente del gusto o rechazo que despierte en nosotros, la cinta ofrece diversos niveles de análisis para quienes quieran tomarse el tiempo de digerirla.
La mente es el lugar donde todo puede suceder: el tiempo no existe y la línea que divide los recuerdos de los anhelos se desdibuja para dar origen a mundos imaginarios que experimentamos de forma vívida pero efímera, pues se disuelven con cualquier leve golpe de realidad.
El filme de Kaufman nos lleva de viaje precisamente a ese lugar, la mente, pero ¿de quién? Primero a la de Lucy (Jessie Buckley), quien está por comenzar un road trip junto a su novio Jake (Jesse Plemons) para conocer a los padres de éste.
Suena a plan romántico, pero la nevada que comienza a caer, las dudas de Lucy con respecto al futuro de su relación y el afán de Jake de continuar con la aventura a pesar de que parece leer el pensamiento de su novia generan una atmósfera melancólica y tensa dentro del coche.
Para los espectadores puede volverse asfixiante ir atrapado en la mente de Lucy, quien a su vez lo está en el auto y en su relación, por eso coincidiremos con ella cada vez que sugiera volver y nos frustraremos ante la negativa de Jake.
Llegar a la casa paterna y bajar del auto, lejos de ser un alivio, aumenta la tensión, pues Jake delimita el espacio (físico y psíquico) que Lucy puede pisar: las áreas de la casa que debe ver, las anécdotas familiares que tiene que conocer, las cosas que debe pensar.
Lucy se nos convierte poco a poco en una desamparada figura que deambula por un cuadro de Escher, no se sabe si sube o baja, si va o viene, si existe o no. Y pareciera que Kaufman hace lo mismo con nosotros las 2 horas 14 minutos que dura la película.
La historia paralela de un anciano y solitario conserje de preparatoria nos permitirá comprender en la mente de quién estamos. Después de eso, ya sólo resta ver hasta dónde llegamos.
Tanto si empatizamos con el personaje principal, como si esperábamos algo más del guionista de ¿Quieres ser John Malkovich? y Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, la sensación más clara que logra transmitir este filme adaptado y dirigido por Kaufman es el de frustración.
Recomendable sólo si tienes tiempo y ganas de quebrarte un poquito la cabeza inútilmente, si te gusta el cine intelectualizado (hasta pretencioso) y eres fan del director o de alguno de los tremendos actores que conforman el elenco, entre los que destaca Tony Collette.
Disponible en Netflix



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